En los últimos años, varios proyectos documentales se han ocupado de colorear las imágenes en blanco y negro de algunas de las guerras que han asolado el siglo XX. Este costosísimo ejercicio de fantasía (los colores “reales” solo pueden ser inferidos, en el mejor de los casos, a partir de indicios documentales o recuerdos) se ha reivindicado como una manera de “acercar” las imágenes al público actual, de dotarlas de un plus de realidad (“la vida es en color”, se dice). Sin embargo, y no tan paradójicamente como podría parecer, el color no incrementa el grado de realidad de esas imágenes para los espectadores del siglo XXI ni su conciencia histórica, sino que, al contrario, las acerca progresivamente al terreno de la ficción y las desrealiza, si puede decirse así.
Con motivo de su participación en una mesa redonda en la UC3M, tras la proyección del documental “España en dos trincheras. La guerra civil en color” (Francesc Escribano, 2016), el catedrático de Historia Contemporánea de la UC3M, Ángel Bahamonde, reflexiona en esta entrevista sobre el papel de los medios audiovisuales en la construcción del relato historiográfico.