La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) participa de nuevo en Technovation Challenge 2019, un programa internacional de emprendimiento y tecnología que pretende inspirar a niñas de entre 10 y 18 años para que se conviertan en líderes y emprendedoras tecnológicas. Este proyecto de la ONG Iridescent, que cuenta con Power to Code como asociación embajadora regional, se ha convertido en la mayor competición de emprendimiento tecnológico para niñas en España, con el objetivo de reducir la brecha de género existente en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). En la pasada edición, la estudiante Alicia Ubierna, que fue mentorizada por las alumnas de la UC3M Tania García Cortés (ingeniera industrial, técnica de ejecución junior en Schneider Electric; a la izquierda) y María González Manso (ingeniera biomédica, emprendedora y CEO de la startup Tucuvi; a la derecha), ha sido seleccionada como Student Ambassador de Technovation Challenge 2019 para dar a conocer este programa a nivel internacional. En esta entrevista, sus mentoras nos cuentan algunas de las claves del proceso.

¿Qué sentiste al saber que Alicia Ubierna fue elegida como Student Ambassador? ¿Cómo era tu trabajo con las niñas?

foto-agrandadaMGM: El trabajo de las mentoras es enseñar a las chicas las habilidades necesarias para que puedan resolver problemas reales de la sociedad por medio de la tecnología. Les ayudamos a identificar estos problemas y a desarrollar una aplicación móvil que los solucione. Igualmente importante es lograr que aprendan a comunicar sus ideas y a trasladarlas a una estrategia de comercialización. Nuestro papel fundamental fue mantener su motivación y ayudarles a organizarse, ya que es un proyecto bastante ambicioso para su edad, aún más en el caso de los grupos senior que también tienen que hacer un business plan. Dividimos el proyecto en pequeños objetivos semanales y las acompañamos mientras los iban consiguiendo. Nuestro objetivo siempre es que las niñas vean el proyecto como algo asequible e inculcarles que, por supuesto, tienen que trabajar y ser constantes.

TGC: Teníamos una planificación que iba por partes: lo primero era encontrar la idea, luego desarrollarla y lanzar su plan de negocio. Les ayudamos en todo este proceso, en cómo hacer las cosas que se les ocurrían. Las guiamos a la hora de buscar su público objetivo, de diseñar la aplicación para que fuera más amigable… Pero también tuvimos que aconsejarlas a la hora de gestionar la frustración y tomar decisiones cuando alguna parte no se podía desarrollar tan bien como les gustaría por falta de tiempo o medios.

En Technovation se trata de utilizar la ciencia y la tecnología para solucionar problemas sociales, ¿no?

TGC: Cuando preguntas a niñas pequeñas qué quieren ser de mayores, normalmente sus respuestas tienen un marcado acento altruista: quieren ayudar a los demás. Este tipo de iniciativas les enseñan que siendo ingenieras pueden hacerlo. Simplemente se les abre una puerta más que antes veían cerrada. Creo que es importante romper estereotipos, porque es evidente que hoy en día siguen existiendo, pero más importante aún es que las nuevas generaciones ya no tengan estos prejuicios.

MGM: Introducir y promover la tecnología entre las niñas me parece imprescindible, al igual que resolver los problemas que sufre la sociedad. Por eso me parece muy buena idea combinar ambas cosas. Además, las niñas muchas veces son más creativas que los adultos y ven problemas que, a lo mejor, hasta ahora, no son visibles. Que el desarrollo consista en una app es muy útil, ya que es algo con lo que ellas están familiarizadas. Además, ven que puede ser descargado y aprovechado por personas del todo el mundo y eso es una gran fuente de motivación. Descubren cómo los proyectos tecnológicos pueden tener un impacto global y ayudar a cambiar el mundo.

¿Crees que este tipo de actividades fomentan las vocaciones femeninas en tecnología?

MGM: Sin duda alguna y no hay más que ver las estadísticas de Technovation: después del programa, un 26 por ciento más de chicas deciden estudiar una carrera de tecnología; y un 58 por ciento se apunta a algún curso para seguir programando. Desde mi experiencia, lo que vi es que muchas no sabían lo que era programar y, las que lo sabían, les parecía algo imposible. ¿Cómo voy a hacer yo eso? Y basta con que se lo expliquen y lo prueben para que se enganchen. Por ejemplo, los grupos que mentoricé hicieron mucho más código de lo exigido. Sinceramente, creo que si no hubieran pasado por Technovation, muchas nunca se habrían parado a probar y seguirían pensando que era imposible para ellas.

TGC: Este tipo de actividades fomenta y refuerza las vocaciones femeninas en tecnología. Hace unas semanas hablamos con nuestro grupo de niñas y nos decían que este año se habían multiplicado el número de chicas de su instituto que querían participar en la iniciativa. Nuestro grupo ya tenía una fuerte vocación tecnológica, en el desarrollo de la actividad vieron que además tenían talento. Creo que todas reforzaron esa vocación. Alguna incluso nos decía que pensaba desarrollar más la aplicación y patentarla. Es muy gratificante ver a niñas, casi mujeres, disfrutando tanto de la programación y la tecnología.

¿Cómo te decidiste a participar como mentora?

TGC: Me enteré del proyecto por un email donde buscaban gente interesada en mentorizar a niñas que mostraran interés en el mundo de la ingeniería. Lo primero que pensé fue en lo que me hubiera gustado que algo así hubiera existido diez años atrás, cuando yo estaba en el instituto. En ese momento, tenía muchas dudas sobre qué camino seguir, a qué sector dedicarme, qué estudiar… Me hubiera gustado tener algún referente de mujer ingeniera. Me pareció una idea excelente y mandé mi solicitud.

MGM: La verdad es que desde el primer momento que vi anunciada la iniciativa en la Universidad supe que quería formar parte. Tanto en tecnología como en emprendimiento, el rostro visible en España suele ser un hombre (aproximadamente en el 80 por ciento de los casos). Uno de los motivos que origina estas cifras tan desiguales es que la sociedad nos ha hecho creer que nosotras no podemos, o que eso no es para chicas, y por ese motivo nos cuesta más atrevernos a dar el paso. Quería contribuir a cambiar este estereotipo y hacerle saber a las niñas que claro que pueden hacerlo, y que vieran que ya somos muchas consiguiéndolo. Technovation me pareció una muy buena forma de contribuir, pudiendo apoyar y enseñar a niñas que tuvieran curiosidad por este mundo.

En resumen, ¿qué te ha aportado ser mentora?

MGM: La experiencia es realmente única. La verdad es que al principio da un poco de respeto, ya que es una gran responsabilidad. Gran parte de las chicas están en el momento de decidir qué rama o qué carrera elegir y es una decisión que afectará al resto de su vida. Pero tengo una valoración muy positiva del proyecto con un grupo ganando la final senior, Alicia elegida como embajadora y el otro grupo haciendo un trabajo excepcional. Y, sobre todo, verlas acabando el programa con más motivación que al principio, con lecciones aprendidas y con ganas de seguir. La gente no se imagina el impacto que puede tener un programa como estos en la vida de las chicas. Si todavía no te has decidido a apuntarte como mentora o mentor, ¡anímate! Tienes mucho que enseñar y aún más que aprender.

TGC: A veces pienso que en vez de ayudarlas yo a ellas, ellas me ayudaban a mí. Son niñas con coraje, luchadoras, trabajadoras, inteligentes, proactivas… Y nos contagiaron a nosotras una parte de todos esos valores. Aprendimos, trabajamos y solucionamos problemas todas juntas y eso fue la mejor parte. Me gustaría animar a la gente a participar en iniciativas como esta. Ya sean niñas que quieran participar o mentoras. También a padres y profesores. Son experiencias enriquecedoras y la recompensa es infinitamente mayor que el tiempo que hay que dedicarle.

Más información: Technovation Challenge – Programa de mentoring con estudiantes de Secundaria