La undécima edición de la Liga de Debate la UC3M reunió a equipos de varios centros universitarios para discutir sobre el tema “¿Cómo saldrá reforzada la UE en el contexto posterior a las elecciones?”. Resultó ganador uno de los equipos de la UC3M, que se impuso en la final frente al equipo de la Universidad Pontificia de Comillas. En esta entrevista, los integrantes del equipo vencedor comparten su experiencia y sus reflexiones sobre la importancia del debate universitario.

foto ganadores liga debate

¿Cómo ha sido la competición entre los equipos participantes, tanto con los otros equipos de la UC3M como con los del resto de universidades?

Borja Gil: Ha sido muy fructífera. Este tipo de competiciones interuniversitarias te dan la posibilidad de conocer a personas de muy distinta procedencia pero con intereses similares, gente con la que aunque haya siempre un sentimiento de rivalidad y competitividad, fuera del atril prevalecen las risas. Lo mismo ocurre con los compañeros y compañeras de la Universidad, se crea muy buen ambiente de apoyo y colaboración, a la par que el de la competencia.

Juntos y juntas nos enriquecemos profundizando en el tema a debate, estudiando la forma y fondo de los participantes, corrigiendo errores y mejorando las fortalezas.

Contadnos un poco como ha sido el proceso de preparación de la Liga, desde los cursos que habéis realizado en el primer cuatrimestre hasta ahora.

Paula Gómez: Desde el primer cuatrimestre los y las participantes en la Liga de Debate hemos asistido a cursos formativos, donde no solo practicamos simulacros de debates sino que, además, hemos podido discutir y analizar discursos e intervenciones que han marcado un hito en la historia.

De cara a la liga, el proceso de documentación fue intenso y exhaustivo; para la construcción de los argumentos contamos con la ayuda y asesoramiento de nuestro formador, así como de docentes de la Universidad. Pero el proceso más fructífero de preparación transcurrió durante la Liga: después de cada debate, y tras el feedback de los jueces, corregíamos aquellos aspectos donde nuestra argumentación había sido criticada, para mejorarla y ajustarla en el próximo debate.

¿Qué habéis aprendido participando en esta edición?

Raquel Blanco: En mi caso, esta Liga de Debate era mi primer contacto con el debate académico. Después de hacer el curso de preparación de la Universidad, me planteé apuntarme a la Liga, pero tenía muchas dudas. Todos los equipos de participantes de mí mismo nivel ya estaban completos y me daba miedo aventurarme a ir con un equipo más veterano.

Al final me animé, y me asignaron preparar las introducciones a favor y en contra de nuestro equipo. Al ser el rol más cerrado, fue con el que más cómoda me encontré. Me di cuenta de que me encantaba la dinámica de aprender acerca de un tema nuevo, tanto sobre los aspectos negativos como positivos de este.

En resumen, aprendes habilidades de oratoria pero sobre todo interpersonales. Cuando se trabaja verdaderamente en equipo, la postura se muestra más reforzada y esto se transmite a la audiencia. Nunca me habría imaginado llegar tan lejos y tengo claro que ha sido en gran medida gracias al apoyo y los consejos de todos los compañeros que participaron en esta Liga. Dicen que de los errores se aprende, pero, en mi opinión, de los grandes aciertos también.


Está claro que tenéis un gran interés por la oratoria, la exposición y el debate público, pero ¿hasta qué punto creéis que es importante para cualquier estudiante?

Raquel Blanco: Para estudiantes en el ámbito de las CC.SS, como ocurre en nuestro caso, es especialmente importante desarrollar estas capacidades discursivas. A la hora de optar a un puesto de trabajo en cualquier empresa u organización, estas suelen buscar a personas capaces de defender sus ideas, con manejo de la lógica. Abogados, políticos, representantes en organizaciones internacionales… Estos puestos, entre otras habilidades, requieren de una seguridad y experiencia a la hora de hablar en público.
En nuestra opinión, haber participado en debates académicos no solo ayuda a mejorar estas habilidades, sino que también puede fomentar una mayor capacidad resolutiva muy útil a la hora de abordar distintos problemas o desafíos. Además, los estudiantes aprendemos acerca de infinidad de temas que en un futuro nos pueden ser de ayuda cuando nos enfrentamos al mercado laboral, como personas con una formación multidisciplinar. Nos dota de una visión global sobre diferentes problemas tanto nacionales como internacionales que es muy enriquecedora.

 

¿Recomendaríais la experiencia de participar en una liga de debate?

Javier Fernández: Lo recomendamos totalmente, es una experiencia muy buena. Es algo que te adentra en un mundo diferente y se disfruta mucho, por la experiencia en sí, pero también por todo lo que conlleva: conocer gente nueva y de otras universidades, quitarse el miedo a hablar en público, mejorar la capacidad para articular un discurso y exponerlo de forma didáctica… Además, la confrontación con otros equipos siempre le da bastante emoción. Por otra parte, recomendamos la experiencia porque la Liga de Debate no se limita únicamente a los dos días de competición, sino a todos esos momentos de trabajo para informarte y construir los argumentos junto al resto del equipo; cuando los terminas y ves todo el trabajo, tienes una sensación de realización, con independencia de los resultados que luego se consigan.

Finalmente ¿cuál es vuestra conclusión sobre el tema propuesto? ¿La UE saldrá o no reforzada tras las elecciones que se avecinan?

Adrián Fernández: Después de haber estudiado a fondo qué supone la entrada de la extrema derecha y de los populismos en el Parlamento Europeo, somos pesimistas. De entrada, ya es una derrota ver cómo este tipo de partidos consiguen representación en nuestras instituciones y, además, la tristeza es aún mayor al ver la fuerza con la que van a entrar a formar parte del día a día de la Unión Europea.

Sus políticas xenófobas, machistas y LGTBIfóbas ponen en peligro la convivencia entre todos los europeos y europeas. En nuestra opinión, hace falta un cambio de rumbo hacia una Unión Europea más social e inclusiva para poder frenar este tipo de fuerzas.