Tendemos a considerar la música como una arte abstracto e inmaterial. Sin embargo, sólo podemos acceder a ella a través de su instrumentación, y estos instrumentos, estos objetos, son intermediarios esenciales entre la música y las emociones que concita. Así, por ejemplo, el violín barroco y el violín clásico no son meros útiles al servicio de una partitura. Los sonidos que uno y otro son capaces de generar son parte integrante y conformadora de la experiencia musical y de su goce. Como en tantos otros ámbitos de la cultura, los objetos y la tecnología no son nunca meros instrumentos y el mundo material y el espiritual están mucho más relacionados de lo que tradicionalmente se cree. Entrevistamos a Emilio García, musicólogo y especialista en violín barroco, tras su seminario en el marco del curso “Aproximación a la historia de la música. Periodos y géneros” del programa UC3M Senior.