“Open Science” e investigación en el siglo XXI

“Open Science” e investigación en el siglo XXI

“Open science” o “ciencia abierta” es un movimiento que promueve el libre acceso por parte de los ciudadanos a los resultados de la investigación científica, datos, etc. Eva Méndez, profesora titular del Departamento de Biblioteconomía y Documentación de la UC3M y miembro de la Open Science Policy Platform, el grupo asesor del Comisario Europeo de Investigación donde representa a YERUN, comparte sus reflexiones sobre la ciencia abierta y sus objetivos.

Eva Méndez

Eva Méndez. Foto: Red.es

¿Qué significa el término “abierta” aplicado a la Sociedad de la Información?, ¿qué implica este término?

Open/abierto es un término que rodea a todas las manifestaciones de información y conocimiento a través de Internet. Lejos de ser sólo una tendencia o una moda, la apertura es una actitud, que está convirtiendo la sociedad de la información en un ecosistema digital cada vez más complejo, protagonizado por los datos y la economía del conocimiento.

Lo “abierto” ha transformado las publicaciones, los datos, el software… pero también es un adjetivo que se aplica al Gobierno, la Cultura, la Educación y la Ciencia, llegando a convertir el conocimiento, en abierto, o la misma sociedad, en una sociedad abierta. Al tratar de explicar el término “abierto” podemos utilizar otros adjetivos como transparente, compartido, colectivo, libre, democrático, común e incluso procomún. Pero más que unos cuantos adjetivos, la openness implica sobre todo un cambio de mentalidad provocado por la posibilidad de compartir no sólo datos e información, sino recursos, ideas, resultados, pensamiento y formas de pensar o actuar. Esta tendencia a lo abierto genera un interés y una responsabilidad a gobiernos, ciudadanos, investigadores, empresas e instituciones, y conlleva un sinfín de retos para los agentes implicados, incluidas las instituciones académicas y de investigación, naturalmente productoras y reutilizadoras de datos e información en abierto.

¿Qué es la Open Science y qué objetivos persigue?

La Open Science es una nueva aproximación colaborativa, transparente y accesible a la investigación, que implica un cambio estructural en la forma de concebir la investigación y difundir sus resultados. Se caracteriza por la apertura no sólo de las publicaciones (lo que tradicionalmente se conoce como Open Access), sino también de los datos de investigación, las metodologías, los procesos, así como la vinculación de la ciudadanía en un entorno de Investigación e Innovación Responsable. De forma sencilla, es hacer los resultados de la investigación financiada con fondos públicos accesibles en formato digital, no sólo para la comunidad científica que los produce, sino para la sociedad en general que la financia… potenciando la reproducibilidad de la ciencia y la reutilización de los resultados.

La investigación del siglo XXI se caracteriza porque es rápida, digital, cara y compleja, y, cada vez más, se basa en los datos, en las capacidades de computación y en las infraestructuras tecnológicas. La ciencia moderna, para avanzar, no se puede permitir entregar sus resultados a las grandes editoriales, donde el acceso al conocimiento se esconde tras barreras de pago. El objetivo general, o mejor, el leitmotiv de la Open Science es ‘open by default’: que todas las publicaciones y los datos de investigación estén disponibles siguiendo los principios FAIR (Findable, Accessible, Interoperable, and Reusable)… abrir la ciencia, lo antes que sea posible y siempre que sea posible, a lo largo del ciclo de investigación. Pero ese “abierto por defecto” y la implementación real de la Open Science requieren una serie de cambios también estructurales: el sistema de evaluación y de incentivos, la formación de investigadores y gestores de información en Open Science, la interoperabilidad entre infraestructuras para la gestión y reutilización de los datos, potenciar el impacto de la investigación con y para la sociedad (ciencia ciudadana), nuevos códigos de integridad científica, y un sinfín de cambios más… que no han hecho más que empezar.

¿Cuál es la aceptación o adopción en España?, ¿y en el resto del mundo?

La Ciencia Abierta es un plan: es algo que va a pasar a nivel global… que ya está pasando. Desde los países de la OCDE, los ministros de ciencia del G7, las universidades de la Commonwealth (ACU), hasta iniciativas nacionales concretas, se transmite un mensaje unísono e inequívoco de trabajar para construir el nuevo paradigma de la Open Science que la sociedad moderna y digital demanda y necesita.

A nivel europeo (Comisión) tenemos una agenda de Open Science muy clara, concreta y ambiciosa, tanto desde el punto de vista de las políticas como de las infraestructuras. Aunque la ciencia abierta se vende, en muchas ocasiones, como un proceso bottom-up, en realidad es (y debe de ser, a mi juicio) una iniciativa top-down. Open Science, Open Innovation, Open to the World, son las 3 “oes” que caracterizan el discurso estratégico del Comisario Europeo de Investigación, Ciencia e Innovación, donde se resumen el carácter de la investigación europea: OPEN. La apertura de los resultados de investigación (publicaciones y datos) es ya un requisito en Horizonte 2020 y será una de las banderas del próximo programa marco de investigación (FP9). Asimismo, muchos países europeos —p. ej. Reino Unido a través de su Research Excellence Framework (REF), Finlandia, Holanda o Suiza— han comenzado ya a establecer iniciativas y planes de acción en el ámbito de la Open Science.

En España se están dando también pasos muy certeros que siguen las tendencias europeas. Así, en el nuevo Plan Estatal de Investigación científica y Técnica (2017-2020) aparece la palabra “abierto” 27 veces, y se recogen, de forma clara y manifiesta, los principios de la Open Science, entre sus objetivos: “Objetivo 5: Promover un modelo de I+D+i abierto y responsable apoyado en la participación de la sociedad”. También reconoce el Acceso Abierto y la Ciencia Abierta como uno de sus principales retos (R5) y también fomenta expresamente la investigación en temas clave para el desarrollo de la Open Science como son cloud computing y open/linked/big data (reto 7). Asimismo, en el apartado dedicado a la transparencia y rendición de cuentas de las ayudas concedidas, a la obligatoriedad de difundir en abierto los trabajos publicados en revistas científicas, estipulado ya en el art. 37 de la Ley de la Ciencia (Ley 14/2011) y en el plan anterior, se añade, con carácter opcional en este caso, la realización de un Plan de Gestión de Datos y la publicación en abierto de los datos de investigación en repositorios nacionales, internacionales o temáticos. Pero lo realmente innovador es el reconocimiento expreso a la actitud “Open Science” de los investigadores, ya que se tendrá en cuenta, tanto para su evaluación curricular como para la evaluación ex post de los proyectos financiados, la diseminación en abierto, no sólo de publicaciones en revistas, sino también de los datos de investigación.

¿Por qué es importante que las universidades apuesten por la Open Science?

Apostar por la Open Science es importante para la sociedad y estratégico para todas las universidades del mundo. La Universidad Carlos III de Madrid es una universidad joven, que se adapta con solvencia a los cambios y que asume retos; sobre todo, cuando esos retos son improrrogables. La UC3M nació con la Web (1989) y, desde entonces, nos caracterizamos por abrazar todos los retos y cambios disruptivos que ha implicado la Web para las instituciones académicas y de investigación (ejs. la Open Education y los MOOC, el fomento de la integridad académica en el entorno digital, la digitalización de procesos administrativos, etc.). La ciencia abierta no va a ser una excepción. No podemos perder la oportunidad de significarnos en este nuevo entorno de investigación colaborativo, transparente y abierto.

Las universidades jóvenes se encuentran en una posición única para re-imaginar su papel en la difusión del conocimiento, en un contexto de investigación e innovación completamente favorable para hacerlo y ávido de propuestas valientes en pos de la ciencia abierta. Por eso estamos trabajando, de forma conjunta con YERUN (Young European Research Universities Network), en avanzar en la implementación de ese cambio cultural que requiere la Open Science. Junto a las otras 17 universidades que conforman la red YERUN hemos creado un grupo de trabajo y hemos definido un plan para intercambiar experiencias y buenas prácticas que nos permitan avanzar conjuntamente en una misma dirección: ser universidades Open Science.

“Open History”: la Historia en acceso abierto

“Open History”: la Historia en acceso abierto

El Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales de la UC3M, a través de Dykinson, ha publicado en abierto 101 monografías especializadas en historia del derecho y de las universidades. Las monografías online pueden consultarse a través de e-Archivo, el repositorio institucional de la UC3M que gestiona el Servicio de Biblioteca y son accesibles a través de DOAB (Directory of Open Access Books). Estas monografías se publican también en papel.

La UC3M  ofrece en la actualidad una colección de más de veinte mil documentos en acceso abierto que incluye tesis doctorales, revistas editadas por la universidad, actas de congresos, artículos, libros y capítulos, documentos de trabajo, preprints, conjuntos de datos, etc.

MANUEL MARTÍNEZ NEIRA
Profesor de Historia del Derecho de la UC3M.
Director del Programa Historia de las Universidades en el Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales de la UC3M.

Manuel Martínez Neira
¿Cuál es la principal motivación para incorporar estos contenidos al acceso abierto?

Desde 2003 han surgido varias Declaraciones (Budapest, Bethesda, Berlín) que promueven el libre acceso a la literatura científica. El entonces rector, Gregorio Peces-Barba, ratificó con la firma de la Declaración de Berlín la adhesión de la Universidad Carlos III a la misma. Desde 2007 el Instituto Figuerola secundó esta apuesta incluyendo sus monografías en el repositorio de la Universidad. Gracias al impagable trabajo del Servicio de Biblioteca, desde 2014 esa colección de monografías se incorporó a DOAB (Directory of Open Access Books), lo que ha supuesto un crecimiento exponencial de su uso: en la actualidad las 105 monografías del Instituto incluidas en DOAB suman tres millones de descargas, con un uso mayoritario en los EE.UU.

Debemos comprender que Internet supone desmaterialización, y esto libera del espacio y del tiempo, algo que hasta hace poco parecía una entelequia. Internet permite que una obra científica esté disponible desde el momento de su publicación en cualquier parte del mundo, y pueda así ser discutida, comentada, aprobada o rechazada por la comunidad científica internacional y por cualquier estudioso. Internet hace que todo el sistema de difusión de la ciencia tenga que ser repensado, que haya que replantearse la gestión de la investigación, financiada en su mayor parte por los fondos públicos. Los presupuestos públicos pagan los sueldos de los investigadores, las instalaciones de las universidades, pero para acceder al resultado de esas investigaciones costeadas con los impuestos de todos hay que pagar a empresas privadas, generalmente anglosajonas, que monopolizan el mercado de edición científica de revistas científicas y monografías especializadas. Es decir, un científico ha de pagar por leer el artículo que él mismo ha escrito. Habría que pensar si en estos años de crisis, en los que se ha recortado gasto público, en particular gasto social, es lógico continuar subvencionando editoriales privadas que se benefician de la investigación realizada con fondos públicos. Tal vez esas editoriales tengan que buscar un nuevo lugar en el ecosistema Internet y hayan de reflexionar sobre lo que aportan, el valor real que añaden. Pienso que Internet ha dejado sin sentido pagar por la ciencia sin más, hay que buscar otro valor.

Estas monografías están publicadas también en papel. ¿Qué ventajas obtiene el investigador que escoge el modelo open access para acceder a ellas en vez de la forma tradicional?

Desde la perspectiva defendida, que un libro esté accesible libremente en Internet y pueda así ser consultado por, pongo ejemplos reales, una alumna de Cochabamba (Bolivia) o un investigador del Max Planck en la pantalla de un ordenador es un avance compatible con la posibilidad de comprarlo impreso. La edición bajo demanda permite imprimir pocas cantidades y hacerlo donde ese libro es así solicitado, evitando el enorme coste que supone el almacenamiento, la distribución y el trasporte. Muchos autores y lectores están dispuestos a pagar por el papel y tampoco debemos impedirlo. La difusión global e inmediata de Internet no está reñida con los viejos usos, como el manuscrito convivió con el libro impreso durante siglos.

¿Por qué crees que un científico debería animarse a publicar en acceso abierto?, ¿qué argumentos utilizarías para convencerle?

Me parece que las razones son obvias, ningún investigador quiere que sus conocimientos queden escondidos bajo un celemín, como puede suceder en el sistema “analógico” de distribución científica, cuando muchas editoriales descatalogan al poco tiempo los libros que no se han vendido. Los repositorios institucionales, como e-Archivo, en los que se publican estos documentos, trabajan por su difusión a nivel mundial y por su preservación para el futuro.

Además, los jóvenes estudiantes e investigadores en primer lugar buscan en las pantallas de sus dispositivos móviles y ese primer dato suele ser el más relevante para ellos. Tampoco hay que olvidar que entre los requerimientos de diversos organismos financiadores de proyectos de investigación (a nivel europeo, estatal y de Comunidad autónoma) está la publicación en abierto.

Cuanto más visible y más sea consultado un documento, más veces podrá ser citado y más vínculos con otros colegas podrá establecer el autor. A su vez, esto también supone más visibilidad para la institución a la que pertenece el autor. Puede llegar un momento en el que la investigación que no esté accesible en Internet, por muy buena que sea, sea invisible y a efectos prácticos no exista.

Hay una dificultad para que triunfe este tipo de publicación: los procesos de acreditación y reconocimiento de nuestros investigadores siguen privilegiando a las grandes corporaciones privadas. Las instituciones públicas deberían arbitrar sistemas paralelos de calidad, deberían ayudar a romper el monopolio e incentivar la publicación en abierto, reconociendo dicha publicación en los baremos de méritos.